QUIETO EN HOME! Por Librado Velo.
Por fin, precisamente el día viernes 26 de Abril llega la inauguración del estadio de beisbol Juárez Vive; después de años de frustraciones, de anuncios y aplazamientos, por fin va a abrir sus puertas para lo que fue construido, el magnífico escenario enclavado en la tradicional “Melchor Ocampo” de la frontera. Se habla de que el ingreso será totalmente gratuito, lo que tiene sus asegunes, ya que se requiere una logística bien planeada para que no ocurra el tumulto que provocó daños durante la presentación de Juan Gabriel en meses pasados. Y es que lo que se ha vivido siempre en las finales del estatal, puede repetirse: muchos aficionados de verdad, de los que asisten todo el torneo y acompañan al equipo local en las buenas y en las malas, terminan por quedarse sin un boleto de acceso o en el peor de los casos, sin un lugar para acomodarse a pesar de tener entradas para el evento.
Hay que decirlo, va a ser un evento con tintes políticos y debe de serlo, porque es una obra que impulsó y concluyó el actual gobierno estatal. Pero por los antecedentes, sabemos que muchos de quienes vayan en esa fecha, jamás regresarán a presenciar un partido, porque no son amantes del beisbol pero tienen que estar ahí para tomarse la foto y poder contar en los años futuros: yo estuve en la apertura del estadio, aunque no sepan decir quien ganó ni quien jugó.
Y esta reflexión nos lleva a un tema que será motivo de discusión siempre: si es preferible tener lleno de villa melones los estadios o que vayan poquitos pero conocedores. Yo soy de los que creen que es necesario interesar a las nuevas generaciones en el deporte que nos apasiona, sin importar si saben o no del juego, ya irán aprendiendo; ahora se da el caso de que muchos de los que asisten a los estadios de la entidad son nuevos aficionados, que usted los ve interesados en todo, menos en el partido que supuestamente fueron a presenciar.
En Delicias, en Cuauhtémoc, en Juárez y en general en casi todas partes, se ha convertido en una costumbre la asistencia al estadio de beisbol como una manera de hacerse notar, de tener una pasarela para los jóvenes; el punto importante aquí es aprovechar por parte de la organización para motivar a que este no sea un fenómeno temporal sino permanente. Es decir, arraigar en la juventud el gusto por el beisbol, dándoles un espectáculo más ágil, más atractivo, que vaya más allá que el de ofrecerles cerveza y música estridente en los sonidos locales.
Eso sí, hay un aspecto que no me gustaría que se enraizara en nuestro beisbol y es las porras tipo futboleras, donde el insulto vulgar y crudo es su distintivo; sí, hay que atraer nuevos aficionados, pero que vayan a presenciar un buen partido de beisbol, con jugadores entregados y de calidad y no a seguir a las barras bravas que nada más van a desfogar sus instintos más primitivos. Eso es algo que se debe de cuidar, que siga siendo un espectáculo familiar, donde se trata de divertirse, de emocionarse con las cosas buenas, muy buenas que tiene el genuino deporte donde impera la inteligencia. Está muy bien que como en algunas plazas, el encargado del sonido local elija con oportunidad la música que va a poner en los intermedios, pero que no sea más importante eso que el juego mismo. Por desgracia hay lugares donde el protagonismo de estas personas convierte en un circo lo que es un deporte muy serio.
Ahí se los dejo de tarea a quienes tienen en sus manos en este momento la Liga Estatal.
OJINAGA Y EL ZURDO ROBERTO CRUZ. Estaba leyendo que en la final del regional en Ojinaga, lanzó y ganó el zurdo Roberto Cruz. Es increíble, porque ya rebasa los 50 años de edad; él llegó a la Perla del Desierto a finales delos 70’s, cuando inició su participación la VII Zona en el Estatal. Pitcherazo de verdad, en un equipo muy modesto. Pero a pesar de que reiteradamente recibió invitaciones de todas las otras zonas, nunca abandonó a sus Soles. Y precisamente la anécdota que voy a contar, sucedió en Ojinaga:
“EL CHERO”. Era 1981, había llegado a los Mineros de Naica, un lanzador sonorense de nombre César Estrada, conocido como “el Chero”. Aparte de ser pitcher, también bateaba bien; fue seleccionado al Estatal de ese año con los Algodoneros de Delicias y tocó una gira a Ojinaga. Ya había lanzado y ganado César el partido del domingo por la mañana, pero en lo que llevaba ya de transcurrido el torneo, nunca le habían dado oportunidad de batear y él insistía mucho hablándolo en voz alta y con su típico acento sonorense: “quiero un turno, quiero darle a la pelota…” y se le concedió el domingo por la tarde, juego que ganaba con amplitud el equipo deliciense; bases llenas y un out y le hablaron para que bateara de emergente; al primer lanzamiento sacó un machucón que pegó en el home plate, el cátcher tomó la pelota en terreno de fair, pisó el pentágono y luego tocó al “Chero”, que sorprendido, no atinó ni a correr. Doble play que terminó la entrada, pero inició el suplicio para el jugador; como dicen ahora, “no se la acababa” con las bromas que le gastaron durante el viaje de regreso: “Chero, como que rola al cátcher”, “para eso querías batear…”
Usted tiene la mejor opinión.
Hasta la próxima.
Hasta la próxima.
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